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¿Nuestro estómago determina la imagen que tenemos de nosotros mismos?


Todos hemos tenido esas conversaciones en las que nos hemos quejado sobre algo que nos molesta de nuestra apariencia, o quizás hemos hablado sobre algo que nos gusta mucho. Quizás a otros les ha pasado que han escuchado algún comentario sobre sí mismos como “Qué alto eres” o “me encantan tus ojos”. Todo esto en suma con lo que nosotros creemos que es “bello” basados, normalmente, en el canon de belleza imperante y ampliamente difundido por los medios y nuestro entorno social, nos ayuda a formar la imagen que tenemos de nosotros mismos. Sin embargo, además de estos factores, recientemente se ha demostrado que físicamente hablando, órganos como nuestro estómago y nuestro corazón ejercen influencia sobre esta percepción, y aquí te explicamos cómo.


Mi estómago dice que estoy ¿Gorda/o?


Un grupo de científicos estudiaron la asociación entre la imagen corporal y el procesamiento cerebral de señales internas que ocurren inconscientemente, relacionadas con la integración que se establece entre el cerebro y otros órganos, principalmente con el corazón y el estómago. De acuerdo a los resultados del estudio, cuando esta integración es más débil existen más probabilidades de experimentar sensaciones negativas sobre nuestra imagen corporal.


Esta autoevaluación sobre nuestra apariencia no siempre va de la mano con aquello que vemos frente al espejo: en ocasiones, la falta de una integración profunda entre el cerebro, el estómago y el corazón parece tergiversar la realidad y generar connotaciones negativas sobre nuestra apariencia sin un fundamento real. Esto es, como verse más delgado o gorda de lo que realmente se está.


Pero ¿Acaso ser gorda/o es malo?


Para nada. La connotación negativa se la damos nosotros mismos, y bueno a veces los doctores, pero esto es un tema aparte. Muchas personas tienen una contextura gruesa por naturaleza, y esto no implica que no sean saludables. Lo mismo sucede a la inversa. Lo cierto es que esta falta de integración entre cerebro, corazón y estómago y los efectos que tiene sobre nuestra percepción también se ve influenciada por nuestras emociones y, por supuesto, nuestra autoestima.


Las personas con baja autoestima tienden a enfocarse en los aspectos negativos de su persona generando un círculo vicioso que socava aún más la percepción que tienen sobre sí mismos. En este sentido , en muchos casos la imagen corporal que se tiene está constantemente adornada de adjetivos despectivos impuestos por la misma persona quien no se aprecia, ni mucho menos, se valora.


Recordemos que la percepción que tengamos de nosotros mismos siempre va estar acompañada de un elemento subjetivo influenciado por lo que nos han dicho los demás y por lo que tiende a ser socialmente aceptado. Sin embargo, los responsables de filtrar y analizar esta imagen y autopercepción somos nosotros mismos. Mientras mejor sea nuestra autoestima más favorable será nuestra imagen personal, no por lo que digan los demás, sino por lo que somos capaces de concluir y valorar de nosotros mismos.


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