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¿Todo te sale mal?


¿Sientes que nada de lo que haces está bien? ¿No logras tus objetivos? ¿Te sientes estancado o que estás fracasando? Pues sí, es probable que todo te esté saliendo mal. Es evidente. Tienes una mala racha. Mala suerte. De nada sirve decirte lo contrario si tú mismo eres testigo de lo que te ocurre. Pero ¿Por qué te pasa esto? y lo más importante, ¿Que puedes hacer para detener este tormento?


La vida es como un sube y baja, a veces nos toca estar arriba, eufóricos y entusiasmados y otras, en lo más bajo, tristes y desolados. A todos nos pasa. Esa idea de tener una mirada optimista todo el tiempo es una mentira conocida como optimismo tóxico, o es que acaso ¿serías capaz de decirle a alguien que sea optimista cuando, por ejemplo, ha perdido a un ser querido? La tristeza es necesaria para poder afrontar estas etapas de dolor, nos ayuda a asimilarlas y a crecer como personas una vez que las interiorizamos. ahora bien, ¿cuál es el problema de todo esto? Los extremos.


Mucha gente suele exacerbar el pesimismo en los malos ratos. Esta victimización es como

estar en una habitación con poco aire en verano y cerrar la única ventana que hay. ¿Ilógico verdad? Nuestro día a día nunca va a ser blanco o negro. Siempre va a estar compuesto por una gama amplia de matices de grises, es decir, de emociones y oportunidades tanto positivas como negativas. Es habitual que detrás de la creencia de que todo nos sale mal haya una distorsión cognitiva. Las personas percibimos la realidad en función de aquello que queremos ver. Si nos empeñamos en ver todo lo malo que nos pasa y hacemos, es decir, tenemos una visión muy negativa de la realidad, no es de extrañar que veamos que muchas cosas nos van mal.


El fenómeno del filtrado negativo hace referencia a una situación en la que las personas nos focalizamos en lo malo y dejamos de lado lo bueno, que sin duda también sucede. Las personas somos seres humanos y en nuestra naturaleza está el acto de errar pero, también, acertamos muchas veces y hacemos las cosas bien.


Ahora que tienes claro por qué te pasa todo esto ¿Qué puedes hacer? La respuestas es muy sencilla, pero como tendemos a obnubilar la mente durante estas rachas, nos es difícil llegar a ella. Siéntate y reflexiona. ¿Qué está pasando? ¿Por qué me siento así? A manera de reporte, considera los hechos con una mirada objetiva. Haz una lista y analiza sobre qué tienes control y sobre que no. ¿Por qué ocurrieron determinadas acciones? ¿Puedes cambiarlo? Si la respuesta es sí, hazlo, y si la respuesta es no ¡Deja de pensar en ello! La mayoría de nuestros tormentos se originan por darle muchas vueltas a situaciones sobre las que en realidad no tenemos control alguno. Nos atormentamos y culpamos, pero ¿Si no lo hiciéramos? Definitivamente estaríamos mucho más tranquilos. La última pregunta es la más importante. ¿qué puedo aprender de todo esto? La respuesta te ayudará a no caer en los mismos errores y emprender un camino de crecimiento personal. Es probable que te sigan pasando cosas malas, pero si cambias la visión que tienes sobre esas circunstancias te darás cuenta que también te ocurren cosas buenas, así que no les restes importancia. Y recuerda: Una vez que estás en lo más profundo del hoyo, solo queda subir.

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